Oscuridad

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jueves, 9 de junio de 2011

------ ¿QUÉ DEL PURGATORIO?



INTRODUCCIÓN:
      La doctrina acerca del llamado Purgatorio no es nada bíblica, sino una que es peculiar a la Iglesia Católica Romana. En este tratado examinaré y refutaré los argumentos principales que la referida  iglesia presenta en defensa de su doctrina. Es una doctrina puramente humana que asusta a millones de personas y a la vez les da una falsa esperanza con respecto a sus muertos. También deja que la salvación finalmente de algunos muertos cuando menos en parte sea determinada por oraciones y misas pagadas por los vivos. Pero en ningún sen­tido está la salvación de los muertos en las manos de hombres vivos. La salvación de cada ser humano, en cuanto a su propia parte, está solamente en sus propias manos durante su propia vida (Hech. 2:40; 16:30; Apoc. 2:10; 14:13; Ecle. 9:10; Ezeq.18:20,30-32. Después de la muer­te, ya no hay salvación disponible (Heb. 9:27; Lucas 16:26-31). Esencialmente la doctrina del Purgatorio representa una segunda oportunidad para salvarse, pero la muerte sella el destino del individuo. Mucha gente no quiere aceptar la realidad de castigo eterno para quienes mueren con pecados no arrepentidos. Luc. 13:3, Cristo dijo: “antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” 

DEFINICIÓN
      Primeramente necesitamos definir la palabra Purgatorio. Según el diccionario Larousse es un “lugar donde las almas de los justos incompletamente purificadas acaban de purgar sus faltas”.
      La Iglesia Católica Romana no afirma que es el infierno con menos calor, ni el cielo sin gozo; no afirma que es un “destino tercero” (aunque afirma que es una condición tercera adicional a la del infierno y del cielo). Según cierto maestro católico (por traducción mía) “simplemente es el lugar donde almas ya salvas son purgadas de los efectos temporales del pecado antes de poder ver la cara santa del Dios Todopoderoso. Apocalipsis 21:27 nos dice que ‘No entrará en ella” [la santa ciudad, el cielo] ninguna cosa inmunda’”.
      Se afirma que aunque uno muera con sus pecados “mortales” perdonados, puede haber todavía en él impurezas, específicamente pecados “veniales” y tal vez castigos temporales todavía no sufridos debidamente. (Aquí se nota la distinción fabricada entre los llamados pecados “mortales” y los “veniales”. La doctrina apostólica desconoce tal distinción).
      Pero Dios no castiga, ni temporalmente, después de perdonar pecados. ¡Se olvida del pecado perdonado (Heb. 8:12)! Tampoco perdona Dios pecados por medio de sufrimientos y esto sin que el pecador no haga nada (en el Purgatorio).
      Esta doctrina en realidad deja el destino eterno del alma salva parcialmente en las manos de personas vivas que oren y paguen misas memoriales por el rescate de dicha alma. Convenientemente la Iglesia Católica Romana afirma que no se puede saber cuándo el alma por fin ya haya salido del Purgatorio, y por eso mucha gente católica sigue pagando “misas memoriales” para el rescate del alma del difunto. Según esta doctrina falsa, la salvación éter­na del alma no queda en las manos solamente del Salvador, Jesucristo, sino en parte últimamente en las de los hombres. ¿No implica esto que el dinero tiene parte en la salvación final del alma, según esta doctrina falsa? (El precio “sugerido” para ser pagado al sacerdote es de $5 [dólares], aunque no es obligatorio pagarle. Algunos pagan más. Pero hay publicidad en el Internet de parte de grupos católicos promoviendo la venta de misas para los muertos con el precio “sugerido” de $5 [dólares]. El comercio emplea publicidad).

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